Y es que, hoy en día pensar en Latinoamérica, aunque no lo parezca, es pensar en energías renovables. Esta preciosa tierra está trabajando para sentar las bases hacia un cambio en sus modelos de producción y consumos de energía, o mejor dicho, hacia un contra cambio climático.
La energía eólica se ha convertido en el siglo XXI en una de las alternativas más prometedoras y fiables por ser una fuente de energía renovable, limpia y de bajo costo. En Latinoamérica, Argentina, Brasil o México son algunos de los países que están inviertiendo de manera sólida en la producción de esta fuente de energía para satisfacer las necesidades de consumo de sus poblaciones y proteger al mismo tiempo el medio ambiente.
La energía renovable esta experimentando un importante auge gracias a que varios países están empeñados en diversificar su parque de generación y reducir así la dependencia de los caros combustibles fósiles, cuyo suministro es poco muy poco fiable. Con la intención de promocionar el futuro crecimiento de la energía renovable, los gobiernos de la región están alentando, y en algunos casos obligando, a las generadoras a poner en marcha nuevos proyectos, ya sea eólicos, hidroeléctricos o geotérmicos, algo que me parece más que acertado.
El gran potencial y la gran capacidad de crecimiento de las energías renovables en Latinoamérica es una auténtica oportunidad, que supongo y espero, nuestros amigos y compañeros de la sinhueso, no dejen escapar.
Así que, yo le digo a esa pequeña nube que sople hasta dónde el viento quiera llegar, pues Latinoamérica, no se hará esperar.